A río revuelto, ganancia de pescadores, o lo que es lo mismo, aprovechando el debacle del covid-19 llevamos semanas observando la sucesión de actos públicos dirigidos por colectivos que nunca se han movilizado por la sanidad pública, y que en el periodo 2005-2012 guardaron escrupuloso silencio mientras el PP desmontaba este sector para ponerlo en manos de aseguradoras, bancos y diversos fondos de inversión. Todos los colectivos surgidos tienen algo en común: ocultan las verdaderas causas de la privatización —las leyes que la permiten: ley 15/1997 y Ley General de Seguridad art. 90— y los responsables de que se aprobaran (partidos políticos gobernantes en la Comunidad de Madrid o en el Gobierno central).
De esta forma, tanto el liberalismo “progresista” como la nueva socialdemocracia (PSOE y Podemos), han dado la orden a sus organizaciones satélites de atacar con toda la infantería subvencionada posible a Ayuso, personaje impresentable donde los haya y marioneta de los grupos de presión que se esconden tras FAES. Se trata de focalizar en ella todas la responsabilidad de la situación sanitaria de la Comunidad de Madrid. Pero el problema no es solo su nefasta gestión y su connivencia con la oligarquía madrileña, sino que viene de más lejos.
Lo que oculta a toda costa la izquierda institucional es que tanto la gestión actual como el desmantelamiento previo de la sanidad publica madrileña realizado por sus predecesores (Esperanza Aguirre, Lamela, Lasquetty, etc.) tiene respaldo legislativo gracias a los mismos que gritan ahora contra Ayuso.
Se trata de un drama en varios actos, con la formula clásica: la derecha hace el trabajo sucio que a la “izquierda” le supondría más desgaste, mientras que los aspirantes a gestores del desastre, la “izquierda del capital”, la que amenazaba con asaltar los cielos, prepara movilizaciones descafeinadas, que serán convenientemente difundidas por los medios “progresistas” en horarios prime time, con claros intereses partidistas. Todo para vender la ilusión de un cambio político al alcance de la mano… para que nada cambie, y lo esencial, la privatización y el negocio de unos pocos, se mantengan. Está claro, que los medios de comunicación nunca han apoyado las reivindicaciones de los de abajo, la historia lo demuestra.
Si repasamos las agresiones al sistema sanitario madrileño producidas en los últimos 15 años podemos comprobar que fue absolutamente legal.
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